Reinventarse una y otra vez a lo
largo de diferentes épocas resulta una de las máximas que conforman,
revitalizan y embellecen el maravilloso –y no por ello menos complicado– mundo
de la moda. Si a ello se le unen conceptos como los de juventud, creatividad,
talento y pasión, el resultado puede llegar a ser pluscuamperfecto. A caballo
entre Madrid –su adorada ciudad de residencia– y Zaragoza –su querida tierra
natal–, el diseñador Pablo de la Torre (30) confiere pequeñas dosis de su
férrea personalidad a cada una de las prendas que –como si de la chistera de un
mago se tratase– nacen, primero, como trazos de un boceto y se convierten,
después, en auténticas piezas arquitectónicas de colores y tejidos en las que
la sobriedad más armoniosa y la elegancia más comercial casan a la perfección.
Nos recibe en su casa-
atelier, un precioso local reformado y
ubicado en un imponente edificio que data del siglo pasado. Estamos en el
número 7 de la calle Fernando VI, en el corazón más frenético de la capital de
España. A pocos metros, se encuentra la plaza de Santa Bárbara. Enfrente, el
mítico y modernista edificio de la SGAE nos contempla. El estudio de
PABLO DE LA TORRE transmite, a la par, la serenidad y la seguridad que caracterizan a su
propietario, un profesional del diseño de moda que combina magistralmente un
intachable
savoir faire con una ya
sólida trayectoria avalada por su exclusiva cartera de clientas. “Aún huele
todo a nuevo porque me acabo de trasladar. Estoy muy satisfecho y feliz con el
resultado. El atelier ha quedado precioso. Trabajar en un sitio bonito hace que
todo salga mejor, ¿verdad?”, apostilla. Justo antes de que la entrevista
comience, y ya en el precioso salón de su flamante vivienda –contigua a su
lugar de trabajo–, unos maullidos alertan de que hay alguien más en casa: “¡Es
Bruno, el mejor gato del mundo!” exclama,
entre risas, Pablo. Y es, entonces, cuando
Bruno
se acuesta sobre mis piernas exactamente con la misma confianza que une a dos
viejos amigos…
Pablo, tu
vocación y devoción por la moda no es de casualidad pero hasta llegar a
entregarte a ella en cuerpo y alma diste algunas “vueltas” por otros sectores,
¿no es cierto? ¿Cuándo y por qué decides que lo tuyo es ser diseñador y vas a
por todas?
Así es. Antes había estudiado
Arquitectura de Interiores en Zaragoza. Acabé el curso y lo cierto es que
aprendí muchísimo… Pero nunca llegué a ejercer como tal… Aunque es innegable
que en todos mis diseños predominan las líneas arquitectónicas y la armonía en la
concepción de las formas. Por tanto, formarme en este ámbito no ha pasado
desapercibido en mi actual carrera. Por otra parte, para mí, la moda siempre
había sido un gran
hobby. Fíjate:
recuerdo que, ya desde niño, me quedaba embelesado viendo cómo mi tía –que
tenía y tiene mucha mano con la costura y la confección– cosía con su máquina.
Le hacía mil y una preguntas… Me parecía increíble el hecho de que salieran
prendas tan bonitas de aquel artilugio… Así que la moda formó siempre parte de
mi vida. Un día, pensé que ya estaba bien de considerar esto como un hobby.
Quería que pasara a ser un modo de vida. Y fui a por todas. Me vine a Madrid,
me matriculé en el Centro Superior de Diseño de Moda (CSDMM), me licencié…
Y hasta
hoy.
¿Cómo recuerdas
tus primeros trabajos? Supongo que la ilusión que ponías en el diseño de esas
prendas continúa aún hoy, después de varios años, ¿no?
Mis primeros diseños estaban
concebidos y producidos de forma muy artesanal para las mujeres de mi familia,
especialmente, mi madre y mi hermana. Ellas los lucían en ocasiones especiales
y el
feedback de la gente siempre era
positivo… Hasta que pronto llegó un punto en el que muchas personas conocidas
de su entorno –y amigas de conocidas, con quienes, ni siquiera, ellas habían
tenido trato antes– me pedían encargos para vestirse en algún evento… En suma,
el “boca a boca” empezaba a surtir efecto… Así se inició todo.
¿El
gusanillo de la moda aumentaba en ti a medida que veías que tus diseños
gustaban a un público objetivo y eran cada vez más demandados?"
Claro. Además, en ese momento, ya
estudiaba Diseño de Moda en el CSDMM… La sensación de sentirte cada vez más
atraído y entregado a algo que tú mismo haces y que, de alguna u otra forma,
sabes que agrada a un público objetivo, resulta, sin duda, muy especial. Ello
alimenta las ilusiones que tú mismo te marcas en los inicios de tu carrera
profesional. Supongo que ocurre igual en todas las profesiones con un mínimo
ápice de creatividad. La primera vez que sabes que gusta mucho lo que diseñas,
aquello que escribes, lo que cantas, lo que construyes… ¡Todo eso es una
inyección de motivación para alguien que adora su trabajo!
Desde
luego, motivación no te faltó… ¡Hasta resultaste ganador de un concurso para
jóvenes diseñadores de la firma LOEWE! ¿Qué supuso para ti este reconocimiento?
Lo recuerdo con muchísimo cariño
porque el concurso de LOEWE fue mi primer contacto profesional con el mundo de
la moda. Tengo la suerte de que siempre he sido una persona muy segura de sí
misma, así que cuando supe que este concurso se había convocado, presenté
varios proyectos que diseñé
ex professo.
Creo firmemente en todo aquello que me apasiona y, aunque, por supuesto, sé que
puedo equivocarme, mi nivel de seguridad en aquellas cosas que sé que resuelvo
bien hace que mi confianza y mi afán de superación personal se encuentren
directamente relacionados. Esto es justo lo que me ocurrió cuando gané el
concurso de LOEWE. Sabía que había presentado un proyecto muy bueno porque lo
cuidé al máximo durante meses. Así que me alegré muchísimo por haber resultado ganador
pero también sabía que el proyecto presentado era muy bueno… El premio
consistió en una beca de seis meses como integrante del equipo de diseñadores
de la Casa Loewe. Imagínate… Para mí, que aún no había salido de la
universidad, aquello fue algo increíble: desde trabajar en la firma de moda de
lujo por excelencia hasta ver
in situ
que muchos de los diseños que habías realizado se vendían después en las
tiendas LOEWE de diferentes ciudades de España. Por tanto, el aprendizaje y la
satisfacción que obtuve de mi paso por esta firma, que admiro y respeto, fue
total.
Hace poco
más de 2 años, tras tu paso por EL EGO de Cibeles
Madrid Fashion Week, consideras que llega el momento de lanzar tu propia
firma, PABLO DE LA TORRE. En ella vemos a un diseñador de líneas mucho más
definidas y con matices más personales en todas las prendas. ¿Cómo definirías
tu producto?
En noviembre de 2009, decido que es
el momento de arriesgar y me inicio en el negocio de la moda con mi firma.
¿Cómo la definiría? Pues básicamente, diría que es una firma de moda que, hoy
por hoy, está dirigida a la mujer. No obstante, te adelanto que ya existe un
proyecto de moda masculina en marcha que espero pueda materializarse muy
pronto. Lo cierto es que PABLO DE LA TORRE, como producto, no dista de la
persona y el diseñador. Esto es genial porque, en todos los casos, hago siempre aquello que quiero
hacer y con lo que me identifico. Siempre digo que me siento muy
identificado con las tres palabras que definen mi firma: sencillez, elegancia y
armonía.
Buena
parte de la crítica y de los amantes de la moda apunta que todos tus diseños
resultan excesivamente comerciales y que nunca has renunciado a esta
característica en tu firma…
¡No puedo estar más de acuerdo con
ellos! Sí, es verdad. Yo soy el primero que reconoce que, muchas veces, puedo
parecer soso porque me gustan las líneas muy sencillas, con cierto aire clásico
y con la etiqueta “comercial” por todas partes. Pero creo que esa es,
precisamente, una de las señas de identidad de PABLO DE LA TORRE. Hago una moda
basada en la simplicidad, el convencionalismo y el carácter comercial de las
prendas que me apasiona, que funciona muy bien y que cuenta con un amplio
abanico de seguidoras. Así que, de momento, no voy a cambiar esa filosofía.
Jamás
veremos, entonces, una colección PDLT innovadora y transgresora, ¿no?
Mira, a mí lo que me gusta es diseñar
prendas que favorezcan a la mujer para que se sientan guapas y, sobre todo, muy
femeninas. Así que, partiendo de esa premisa, todo lo que sale de mi taller es,
hoy por hoy, muy comercial y pretende cumplir ese objetivo: realzar la belleza
y la elegancia de la mujer con una moda que le siente bien y con la que se
sienta estupenda. Ya hay otros/as mucho más transgresores que también lo hacen
fenomenal. En este momento de mi carrera, no podría diseñar renunciando a la
filosofía y a las líneas que utilizo actualmente. Quizás, en un futuro recurra
a lo innovador. Nunca se sabe. De momento, no…
Desde
“Épica” (la primera colección de PDLT) a “Antarctica” (la última), ¿de qué
forma has evolucionado?
La verdad es que todas las colecciones
han estado muy relacionadas respecto a la anterior o posterior, ya sea por un
color, forma, silueta… Todas las prendas cuentan con líneas muy sencillas,
volúmenes muy planos, composiciones geométricas y arquitectónicas… Obviamente,
en casi 3 años y varias colecciones a tus espaldas aprendes a diferenciar mejor
qué es lo que funciona y qué es lo que no, qué debes repetir en la siguiente
colección y qué aspectos no vas a utilizar más… La respuesta del público es
decisiva. Cuando algo gusta, se pide que esté presente, de alguna u otra forma,
en la próxima colección. Si algo no tiene la acogida que,
a priori, esperabas, las consumidoras también te lo hacen ver.
Evolucionas teniendo en cuenta, por supuesto, los resultados obtenidos y el
nivel de satisfacción mostrado por quienes compran mis diseños.
PDLT acaba
de trasladar su estudio de diseño, ¿no es así? Ahora te encontramos en pleno
centro de Madrid…
Sí. La firma necesitaba un bonito
estudio ubicado en una zona estratégica de Madrid, empapada de cultura, de
moda, de vida social, de alegría… Esas son también señas de identidad de PDLT.
Así que el nuevo
atelier se encuentra
en la calle Fernando VI, en pleno corazón de Alonso Martínez. Aquí se reciben,
con cita previa, a clientas que desean diseños a medida: eventos especiales,
novias, invitadas… En el estudio se les ofrece un asesoramiento desde el inicio
de cada diseño hasta el final de la producción del mismo. Nuestro objetivo es
atender a cada clienta de forma totalmente personalizada en un ambiente íntimo,
de confianza y, sobre todo, profesional.
¿Afecta la
crisis económica de igual forma a todos los sectores de la moda o depende del
target al que se dirija?
Yo he empezado en este negocio en
época de crisis, así que tampoco he vivido los años de oro. No he notado tanta
diferencia en lo que respecta a la venta antes y durante la crisis. No se trata
de una cuestión económica: no es porque las clientas tengan más o menos dinero para
emplearlo en cualquier tipo de moda sino porque el diseño a medida suele, por
lo general, ser para eventos especiales y no se renuncia a ello. Así que para una
ocasión especial, este perfil de usuarios (de nivel medio o medio-alto) no se
anda con recortes. En el prêt-à-porter, la crisis se nota más. Primero, porque
hay muchas tiendas que cierran sus puertas. Casi todos los meses detecto que un
establecimiento ha cerrado sus puertas. Entonces, un sentimiento de pena te
invade: piensas que nunca has diseñado para esas tiendas pero la realidad es
que nunca lo harás porque esas tiendas ya no existen… En segundo lugar, muchos
de los empresarios que aún no han cerrado se encuentran “atemorizados” y no se
atreven a adquirir colecciones de nuevas firmas. Y, por último, quienes sí se
atreven, no lo hacen como en otros tiempos. En el pasado, la propia firma
estipulaba unos mínimos de ventas. Ahora, todo está mucho más reacio. No hay
color. Una lástima…
Siempre
nos quedará el low-cost…
¡Es que es una excelente forma de ir
perfecto todos los días en tiempos de crisis! Ahora mismo, todo el mundo compra
en
Inditex… Antes, la gente recurría
más a las firmas. Ahora, las mujeres, sobre todo, tiran de
low-cost y van estupendas a unos precios mínimos. Creo que la gente
apuesta más por este tipo de moda no sólo porque haya crisis, sino porque
consideran que es una magnífica opción a bajo precio:
¿quién puede resistirse a comprar prendas de
tendencia a precios de risa? ¡Yo no!
En los
últimos tiempos, la tendencia de los usuarios a adquirir prendas vía internet
ha ido en alza. Las redes sociales también han contribuido a ello. ¿Consideras
que el universo 2.0 hace que la moda fluya mejor entre la sociedad y que ello
sea una vía para luchar contra la crisis?
Si te refieres a nivel económico, no
lo creo. Que los usuarios tengan más acceso a la moda por el hecho de que exista
un canal de venta online, por ejemplo, no significa que los productos se pongan
en el mercado a precios más económicos. Las prendas se adquieren al mismo
precio en las tiendas que por internet. No obstante, considero que todo aquello
que contribuya al desarrollo mediático o de comunicación desde el punto de
vista de la sociedad es, por supuesto, positivo. Las redes sociales, blogs como
el vuestro, los foros… Todos estos canales han hecho que la moda y todo lo que
este arte conlleva se entienda, se difunda y se apoye mejor por parte de todos.
Siempre estaré de acuerdo con cualquier avance que sirva para aportar modernidad
y alcance a cualquier forma de arte y cultura.
¿Y cómo
ves el futuro de la moda en nuestro país?
Es muy difícil prever eso. La moda se
va reinventando. Teniendo en cuenta que vestir es una necesidad que tiene el
ser humano, la moda nunca
morirá. Me atrevo a decir que esto es un arte-negocio que durará
eternamente. Así que pienso que reinventándose y evolucionándose, la moda siempre
tendrá su hueco.
Si
volvieras a nacer, ¿volverías a ser diseñador?
Lo más importante y el hecho que más
valoro y agradezco es dedicarme a lo que más me gusta. Eso es innegable. Y se
nota en el resultado final. Cuando trabajas en algo que amas y en lo que pones
pasión, el producto siempre es mejor. Me gusta producir, generar y materializar
un bello producto que implica bienestar, que hace más feliz. Como solo se nace
una vez, no me he parado a pensar en si volvería a ser diseñador si viniese de
nuevo al mundo… Lo que te puedo asegurar es que, a día de hoy, tengo la vida
profesional con la que siempre he soñado.
Álex