Nos recibe en su casa-atelier, un precioso local reformado y ubicado en un imponente edificio que data del siglo pasado. Estamos en el número 7 de la calle Fernando VI, en el corazón más frenético de la capital de España. A pocos metros, se encuentra la plaza de Santa Bárbara. Enfrente, el mítico y modernista edificio de la SGAE nos contempla. El estudio de PABLO DE LA TORRE transmite, a la par, la serenidad y la seguridad que caracterizan a su propietario, un profesional del diseño de moda que combina magistralmente un intachable savoir faire con una ya sólida trayectoria avalada por su exclusiva cartera de clientas. “Aún huele todo a nuevo porque me acabo de trasladar. Estoy muy satisfecho y feliz con el resultado. El atelier ha quedado precioso. Trabajar en un sitio bonito hace que todo salga mejor, ¿verdad?”, apostilla. Justo antes de que la entrevista comience, y ya en el precioso salón de su flamante vivienda –contigua a su lugar de trabajo–, unos maullidos alertan de que hay alguien más en casa: “¡Es Bruno, el mejor gato del mundo!” exclama, entre risas, Pablo. Y es, entonces, cuando Bruno se acuesta sobre mis piernas exactamente con la misma confianza que une a dos viejos amigos…
Pablo, tu vocación y devoción por la moda no es de casualidad pero hasta llegar a entregarte a ella en cuerpo y alma diste algunas “vueltas” por otros sectores, ¿no es cierto? ¿Cuándo y por qué decides que lo tuyo es ser diseñador y vas a por todas?
Así es. Antes había estudiado Arquitectura de Interiores en Zaragoza. Acabé el curso y lo cierto es que aprendí muchísimo… Pero nunca llegué a ejercer como tal… Aunque es innegable que en todos mis diseños predominan las líneas arquitectónicas y la armonía en la concepción de las formas. Por tanto, formarme en este ámbito no ha pasado desapercibido en mi actual carrera. Por otra parte, para mí, la moda siempre había sido un gran hobby. Fíjate: recuerdo que, ya desde niño, me quedaba embelesado viendo cómo mi tía –que tenía y tiene mucha mano con la costura y la confección– cosía con su máquina. Le hacía mil y una preguntas… Me parecía increíble el hecho de que salieran prendas tan bonitas de aquel artilugio… Así que la moda formó siempre parte de mi vida. Un día, pensé que ya estaba bien de considerar esto como un hobby. Quería que pasara a ser un modo de vida. Y fui a por todas. Me vine a Madrid, me matriculé en el Centro Superior de Diseño de Moda (CSDMM), me licencié… Y hasta hoy.
¿Cómo recuerdas tus primeros trabajos? Supongo que la ilusión que ponías en el diseño de esas prendas continúa aún hoy, después de varios años, ¿no?
Mis primeros diseños estaban concebidos y producidos de forma muy artesanal para las mujeres de mi familia, especialmente, mi madre y mi hermana. Ellas los lucían en ocasiones especiales y el feedback de la gente siempre era positivo… Hasta que pronto llegó un punto en el que muchas personas conocidas de su entorno –y amigas de conocidas, con quienes, ni siquiera, ellas habían tenido trato antes– me pedían encargos para vestirse en algún evento… En suma, el “boca a boca” empezaba a surtir efecto… Así se inició todo.
Claro. Además, en ese momento, ya estudiaba Diseño de Moda en el CSDMM… La sensación de sentirte cada vez más atraído y entregado a algo que tú mismo haces y que, de alguna u otra forma, sabes que agrada a un público objetivo, resulta, sin duda, muy especial. Ello alimenta las ilusiones que tú mismo te marcas en los inicios de tu carrera profesional. Supongo que ocurre igual en todas las profesiones con un mínimo ápice de creatividad. La primera vez que sabes que gusta mucho lo que diseñas, aquello que escribes, lo que cantas, lo que construyes… ¡Todo eso es una inyección de motivación para alguien que adora su trabajo!
Desde luego, motivación no te faltó… ¡Hasta resultaste ganador de un concurso para jóvenes diseñadores de la firma LOEWE! ¿Qué supuso para ti este reconocimiento?
En noviembre de 2009, decido que es el momento de arriesgar y me inicio en el negocio de la moda con mi firma. ¿Cómo la definiría? Pues básicamente, diría que es una firma de moda que, hoy por hoy, está dirigida a la mujer. No obstante, te adelanto que ya existe un proyecto de moda masculina en marcha que espero pueda materializarse muy pronto. Lo cierto es que PABLO DE LA TORRE, como producto, no dista de la persona y el diseñador. Esto es genial porque, en todos los casos, hago siempre aquello que quiero hacer y con lo que me identifico. Siempre digo que me siento muy identificado con las tres palabras que definen mi firma: sencillez, elegancia y armonía.
Buena parte de la crítica y de los amantes de la moda apunta que todos tus diseños resultan excesivamente comerciales y que nunca has renunciado a esta característica en tu firma…
Desde “Épica” (la primera colección de PDLT) a “Antarctica” (la última), ¿de qué forma has evolucionado?
PDLT acaba de trasladar su estudio de diseño, ¿no es así? Ahora te encontramos en pleno centro de Madrid…
Sí. La firma necesitaba un bonito estudio ubicado en una zona estratégica de Madrid, empapada de cultura, de moda, de vida social, de alegría… Esas son también señas de identidad de PDLT. Así que el nuevo atelier se encuentra en la calle Fernando VI, en pleno corazón de Alonso Martínez. Aquí se reciben, con cita previa, a clientas que desean diseños a medida: eventos especiales, novias, invitadas… En el estudio se les ofrece un asesoramiento desde el inicio de cada diseño hasta el final de la producción del mismo. Nuestro objetivo es atender a cada clienta de forma totalmente personalizada en un ambiente íntimo, de confianza y, sobre todo, profesional.
Yo he empezado en este negocio en época de crisis, así que tampoco he vivido los años de oro. No he notado tanta diferencia en lo que respecta a la venta antes y durante la crisis. No se trata de una cuestión económica: no es porque las clientas tengan más o menos dinero para emplearlo en cualquier tipo de moda sino porque el diseño a medida suele, por lo general, ser para eventos especiales y no se renuncia a ello. Así que para una ocasión especial, este perfil de usuarios (de nivel medio o medio-alto) no se anda con recortes. En el prêt-à-porter, la crisis se nota más. Primero, porque hay muchas tiendas que cierran sus puertas. Casi todos los meses detecto que un establecimiento ha cerrado sus puertas. Entonces, un sentimiento de pena te invade: piensas que nunca has diseñado para esas tiendas pero la realidad es que nunca lo harás porque esas tiendas ya no existen… En segundo lugar, muchos de los empresarios que aún no han cerrado se encuentran “atemorizados” y no se atreven a adquirir colecciones de nuevas firmas. Y, por último, quienes sí se atreven, no lo hacen como en otros tiempos. En el pasado, la propia firma estipulaba unos mínimos de ventas. Ahora, todo está mucho más reacio. No hay color. Una lástima…
¡Es que es una excelente forma de ir perfecto todos los días en tiempos de crisis! Ahora mismo, todo el mundo compra en Inditex… Antes, la gente recurría más a las firmas. Ahora, las mujeres, sobre todo, tiran de low-cost y van estupendas a unos precios mínimos. Creo que la gente apuesta más por este tipo de moda no sólo porque haya crisis, sino porque consideran que es una magnífica opción a bajo precio: ¿quién puede resistirse a comprar prendas de tendencia a precios de risa? ¡Yo no!
En los últimos tiempos, la tendencia de los usuarios a adquirir prendas vía internet ha ido en alza. Las redes sociales también han contribuido a ello. ¿Consideras que el universo 2.0 hace que la moda fluya mejor entre la sociedad y que ello sea una vía para luchar contra la crisis?
Si te refieres a nivel económico, no lo creo. Que los usuarios tengan más acceso a la moda por el hecho de que exista un canal de venta online, por ejemplo, no significa que los productos se pongan en el mercado a precios más económicos. Las prendas se adquieren al mismo precio en las tiendas que por internet. No obstante, considero que todo aquello que contribuya al desarrollo mediático o de comunicación desde el punto de vista de la sociedad es, por supuesto, positivo. Las redes sociales, blogs como el vuestro, los foros… Todos estos canales han hecho que la moda y todo lo que este arte conlleva se entienda, se difunda y se apoye mejor por parte de todos. Siempre estaré de acuerdo con cualquier avance que sirva para aportar modernidad y alcance a cualquier forma de arte y cultura.
Lo más importante y el hecho que más valoro y agradezco es dedicarme a lo que más me gusta. Eso es innegable. Y se nota en el resultado final. Cuando trabajas en algo que amas y en lo que pones pasión, el producto siempre es mejor. Me gusta producir, generar y materializar un bello producto que implica bienestar, que hace más feliz. Como solo se nace una vez, no me he parado a pensar en si volvería a ser diseñador si viniese de nuevo al mundo… Lo que te puedo asegurar es que, a día de hoy, tengo la vida profesional con la que siempre he soñado.
Álex
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