A estas alturas de la película, decir que las redes sociales constituyen el presente y el futuro de las comunicaciones no es nada nuevo. Pero no está de más recordarlo. Porque siempre existe algún que otro escéptico que opina que el fenómeno Twitter o Facebook -por ejemplo- es momentáneo y que tiene implícita su fecha de caducidad. Nada más lejos de la realidad...
Un buen ejemplo de la magnificencia de las redes sociales y de su contribución a la mejora de la Sociedad de la Información lo podemos encontrar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuya ceremonia de inauguración se celebró el pasado viernes 27 de julio y fue seguida por 5,6 millones de espectadores en nuestro país y 1.000 millones de personas en todo el mundo, según datos de la agencia Servimedia.
Si a través de la pequeña pantalla, la cuota de audiencia se disparó hasta límites insospechados, en las redes sociales, la reacción de los usuarios que seguían el evento, por supuesto, no se hizo esperar. Incluso muchas horas antes de la retransmisión de la ceremonia inaugural. Así que ya podemos decir que los Juegos Olímpicos de Londres 2012 han sido los más cercanos de la Historia. Además, estas son las Olimpiadas que más detalles "off the record" han dejado ver en lo que respecta a las instalaciones de entrenamiento, los hoteles, las zonas de descanso... ¡En suma, las primeras Olimpiadas 2.0 de la Historia!
Uno de los fenómenos más importantes y sorprendentes a los que las redes sociales -y los usuarios incondicionales- ya nos han acostumbrado es a darnos un caudal inmenso de noticias e información a tiempo real. Ya no tenemos que esperar a que los periodistas nos cuenten qué está pasando en el momento de la retransmisión en directo o del informativo en cuestión. Ahora, los protagonistas de la noticia se convierten en informadores de excepción sobre todo lo que ocurre alrededor, acerca de aquello que ven, viven, oyen, comen, sienten... ¡Y todo, cómo no, gracias a las redes sociales y la tecnología 2.0!
De hecho, horas antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, los deportistas ya nos habían enseñado cómo eran sus habitaciones, el comedor o las zonas deportivas donde se competía, un territorio hasta el momento sagrado e inaccesible para los medios de comunicación y, por ende, para los seguidores y espectadores del evento. Lo cierto es que desde las Olimpiadas de Pekín 2008, Facebook ha pasado de los 100 millones de usuarios a los casi 1.000 millones. Por su parte, Twitter ha incrementado también de forma notable su número de seguidores: de 6 a 500 millones en estos cuatro años. Sin duda, la explosión de las redes sociales ha resultado ser también el boom de las comunicaciones y de la era de la Sociedad de la Información.
Nuestros deportistas, enganchados a la red
De los 286 participantes españoles en los Juegos Olímpicos de Londres, un total de 176 son usuarios de la red social Twitter, según la web Sportwist. Y he aquí la otra diferencia relevante respecto a Pekín 2008: en aquella ocasión, ningún deportista tenía perfil en dicha red social de 140 caracteres. Probablemente, casi con total seguridad, ninguno de ellos estaba dado de alta en ninguna otra red.
Ahora bien, detrás de la maravilla que supone ser el creador de las noticias a tiempo real y comunicar segundo a segundo qué es lo que acontece en un evento de tal magnitud como las Olimpiadas, los usuarios -deportistas y público en general- deben ser conscientes de la trascendencia de ciertos comentarios que se vierten a un "patio de vecinas" -como Twitter- que cuenta con millones de ojos ávidos de información. Eso es precisamente lo que no calculó bien la atleta griega Paraskevi Papachristou, quien publicó una serie de posts de índole racista. El Comité Olímpico de su país se vio obligado, claro está, a prohibirle su participación en los Juegos.
Quizás para evitar sucesos como el que acabamos de mencionar, los deportistas italianos deben cumplir una ley que obliga a no usar ningún tipo de red social durante su participación en Londres 2012. Así lo han decidido los miembros del Comité Olímpico Italiano (CONI). Las reacciones no se han hecho esperar. Así, por ejemplo, el jugador de waterpolo Niccolò Gitto ha calificado la medida como "silenzio olimpico" mientras que la tenista Flavia Penneta señalaba en su Twitter justo antes de la inauguración de los Juegos: "No puedo escribir más. Eso es lo que me han dicho y lo tengo que cumplir".
Ojo al italiano que no cumpla dicha medida... Porque en ese caso, el CONI le sancionará con una multa que podría llegar hasta los 100.000 euros, según se informa en la prensa del país. Son ya muchos los medios de comunicación, periodistas, usuarios de las redes y, por supuesto, deportistas, los que han alzado la voz en contra de esta medida.
Sea como fuere, lo que está claro es que en el camino hacia la modernidad y la era 3.0 -que ya está al caer, por cierto-, siempre se presentarán obstáculos por parte de aquellos que, por una u otra razón, aún no son plenamente conscientes de que, por supuesto, la digitalización, la inmediatez y la diversificación de la información son tres tesoros conseguidos, en una grandísima parte, gracias a la acción de las redes sociales. Ni más ni menos. Y lo mejor está por venir...
¿A ti qué te parece?